Quizás no lo sepa, pero los rayos X, la famosa pastillita azul llamada Viagra, el horno-microondas y el velcro son grandes inventos que fueron descubiertos por mera y simple casualidad y en esta curiosa lista también entra la torta Sacher; la hoy archi famosa torta de chocolate austríaca. Después de leer nuestra historia la próxima vez que decida probarla, le sabrá con seguridad mucho mejor, porqué tendrá muy claro que se está llevando a la boca un pedazo de historia.
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Para entender los orígenes de la torta Sacher, debemos viajar mentalmente por el túnel del tiempo, esta vez a Austria al año 1832 donde encontramos al príncipe Klemens Wenzel Lothar von Metternich (1753-1859), político, diplomático y Ministro de Asuntos Exteriores del Imperio austríaco, que tenía que agasajar en su palacio a unos huéspedes muy importantes y quería ofrecerles una cena espectacular, y donde el postre fuera realmente algo fuera de este mundo. Al tratar de coordinar la cena con el chef del palacio fue informado que éste estaba muy enfermo y que sería imposible que atendiera el banquete, responsabilidad que asumió un muy joven aprendiz de cocina que le comunicó al príncipe que el tomaría las riendas de semejante reto.
Franz Sacher (1816-1907) era el nombre de este osado aprendiz de apenas 16 años, que dejó volar su imaginación para crear un postre nunca antes visto: un pastel o torta de chocolate totalmente diferente a lo que ya existía. Esa noche los invitados del príncipe probaron la torta y quedaron encantados y como era evidente preguntaron el nombre del postre, el aprendiz no tuvo mejor idea que bautizarlo con su propio nombre, así nace la torta Sacher, uno de los postres más emblemáticos de la gastronomía austríaca.
¿Pero que tenía de especial esta torta que causó tanta admiración? pues se trata de dos planchas gruesas de bizcocho de chocolate y mantequilla unidos por una muy fina capa de mermelada de albaricoque y recubierta con un glaseado de chocolate negro por encima y los lados. Tradicionalmente se suele servir con nata montada o crema Chantilly. Hoy los expertos señalan que para lograr la torta Sacher perfecta se deben cumplir con 34 pasos diferentes, siendo básica la mezcla de los ingredientes que deben mezclarse a exactas temperaturas, para conservar la humedad.
Pero volvamos a Viena...Durante algunos años Franz Sacher se quedó al servicio del príncipe Metternich, pero luego se fue a trabajar a casa del Conde Eszterházy, donde conoce Rosa Wieningeren una joven parte del servicio del palacio con la que se casaría en 1940. Sacher buscaba adquirir más experiencia y decide aceptar un trabajo en una pastelería en Bratislava y luego a otra en Budapest. En 1948 Sacher decide que el tiempo de aprendizaje ya había terminado y regresa a Viena, donde decide abrir una tienda delicatessen donde entre los productos que se vendían pues se encontraba la torta que llevaba su nombre, que pronto se volvió famosa.
Eduard (1843-1892) el hijo mayor del matrimonio Sacher que por esa época ya tendría casi diez años se convirtió en sombra de su padre, cuando no estaba en la escuela lo acompañaba
en la tienda y poco a poco fue aprendiendo todos los secretos del mundo de la repostería, entre ellos la receta de la torta Sacher, que su padre le enseñó a preparar con la condición que la receta nunca saliera de la familia y que a su vez se la enseñara a su hijo y así la receta pudiera pasar de manera secreta de generación en generación.
Pasó el tiempo y en 1873 Eduard ya de treinta años decidió abrir un restaurante en la Kärntner Strasse la calle principal de Viena y donde la torta Sacher era la estrella del menú. Las cosas fueron tan bien que en solo tres años Eduard estaba listo para abrir un hotel en los terrenos donde por más de 150 había operado el el Kärntnertortheater, o Teatro de la Puerta Carintia, edificio que fue demolido para dar paso al Hotel Sacher, un muy exclusivo hotel donde la torta Sacher se convirtió en el sello característico.
El Hotel se convirtió en la Viena de finales del Siglo XIX en el lugar más sofisticado de la ciudad, y el lugar favorito de las damas de clase alta para tomar el té, donde evidentemente la tarta Sacher era la estrella de esas interminables tardes de tertulia. En 1892 Eduard Sacher fallece súbitamente, se pensaba que era el fin del hotel, pero su esposa Anna asume la gerencia llegando a ser apodada "La Gran Dama" una mujer que manejaba el negocio con mano férrea, pero efectiva, recordada por tener siempre con un cigarro en la mano, en una época en que era muy mal visto que las mujeres fumaran.
Anna muere en 1930 en una de las habitaciones del hotel y muchos pensaron que era el fin del hotel y de la icónioca receta, pero el hotel continuó operando: enfrentó la invasión Nazi de 1939, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, pero se mantuvo de pie, siempre ofreciendo en su restaurante la famosa torta cuya receta hoy se mantiene como la clásica y original, protegida legalmente por la Oficina de Patentes de Austria.
Evidentemente con el tiempo han aparecido versiones parecidas pero el Hotel Sacher hoy de propiedad de la familia Gürtler y parte "The Leading Hotels of the World" se jacta de tener la primera y original receta.
El Hotel Sacher sigue siendo reconocido como el único en el mundo que prepara la torta Sacher original, al punto que fabrica al año, nada más y nada menos que 270,000 tortas que se despachan en cajas de madera para garantizar su frescura y humedad, que viene con todos los sellos que garantizan que se trata de una torta Sacher elaborada en el hotel y como los tiempos cambian también pueden ser compradas on line.
Con el paso del tiempo la caja de madera donde se empaca la torta se convirtió en todo un símbolo y desde el 2009, artistas austriacos de la talla de Hermann Nitsch-1938, Xenia Hausner-1951, Arnulf Rainer-1929, Heimo Zobernig-1958 y Gottfried Helnwein-1948 han participado junto con el Hotel Sacher desarrollando cajas de madera de colección cuyas ventas se donan a diferentes causas benéficas y que hoy se exponen en colecciones privadas de arte
Han pasado casi 200 desde que un acto de coraje y casualidad dio como resultado la torta Sacher, pero la receta original se sigue guardando como el más preciado de los secretos, hoy solo la familia propietaria del hotel, el jefe de reposteros, el gerente del hotel y director de la fábrica original Sacher-Torte, Reiner Heilmann, conocen la receta original; y es que detrás de esa receta hay toda una historia de esfuerzo, trabajo y pasión.
Si no puede comprar la torta original, ya que Viena no está a la vuelta de la esquina, pues en internet hay miles de páginas donde se explica como prepararla, si bien no quedará igual, será igualmente espectacular, cierre los ojos y piense que se encuentra en el Hotel Sacher.