La moda como hay la conocemos se originó en París a finales del Siglo XIX, cuando la primera marca de diseñador fue creada; y si bien la marca se originó para atender el mercado parisino, el artífice fue un inglés que llegó a París buscando fortuna. Charles Frederick Worth (1825-1895) cambió las reglas de la alta costura para siempre.
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Antes de la llegada de Charles Worth no se puede hablar que realmente se hiciera moda, las costureras fabricaban trajes a medidas copiando lo que las clientas veían en revistas o en las fiestas a las cuales asistían. Las clientas eran las que escogían las telas y el modelo y le daban precisas indicaciones de lo que ellas deseaban a las muy sometidas costureras. Worth irrumpió en el mundo de la moda parisina con una nueva propuesta; "él a diferencia de las costureras impuso su propio estilo y creo diseños innovadores y diferentes en lugar de copiar lo que existía".
Worth nació en el pueblo de Bourne en Lincolshire, y como muchos de los más encumbrados diseñadores de la actualidad, como Alexander McQueen (1969-2010) o John Galliano-1960, nació en el seno de un hogar humilde con carencias y muchas estrecheces. Worth era hijo de William Worth, un Secretario de Juzgado que desafortunadamente no logró crear para su familia un entorno estable, en la casa el dinero brillaba por su ausencia al punto que siendo muy niño Charles Worth decidió partir a Londres a buscar fortuna, al mejor estilo del personaje de Charles Dickens (1812-1870), “Oliver Twist”-1838; al llegar a la gran ciudad afortunadamente consiguió un trabajo de tipo administrativo en una empresa dedicada a la comercialización de telas llamada Swan & Edgard, ubicada en el muy concurrido Picadilly Circus; trabajando en esta empresa Charles Worth empezó a aprender respecto de tipos de telas y desarrollar un gusto por aquellos más suntuosos; al punto que los propietarios vieron en él potencial para ser vendedor y así pasó de un oscuro escritorio lleno de papeles a la tienda.
A los 20 años y después de casi 7 años de trabajo en Swan & Edgard, Charles Worth partió a París, donde rápidamente consiguió trabajo en una tienda de telas llamada Gagelin y Opigez, ubicada en el número 83 de la rue Richelieu, a pocas cuadras del Boulevard Haussmann -una de las calles comerciales más importantes de la ciudad-. En la tienda conoció a Marie Vernet (1825-1898) y se enamoraron; además de trabajar en el mostrador, Charles Worth en sus ratos libres empezó a diseñar y confeccionar modelos para su amada novia y no tardó mucho tiempo en que los clientes notaran el peculiar estilo y la elegancia de Marie y evidentemente surgió la pregunta: "¿de dónde sacaste esos vestidos?"; cada vez que alguien le hacía la pregunta, Marie llevaba a los clientes a escondidas a la trastienda a un pequeño cuarto donde Charles tenía exhibidos los modelos; y asó los pedidos empezaron a llegar; pero desafortunadamente este furtivo negocio no duró mucho tiempo, el propietario de Gagelin y Opigez se dio cuenta de la situación y puso a Charles y Marie de "patitas en la calle", los acusó de traidores; y les juró que haría todo lo posible para que ellos no volvieran a encontrar trabajo en ninguna tienda parecida.
Charles y Marie tenían un as bajo la manga, durante el tiempo en Gahelin y Opigez habían hecho amistad con un cliente de origen sueco llamado Otto Bobergh (1821-1882), el cual vio en Charles la posibilidad de hacer negocio; y le propone una sociedad; así a los pocos meses de ser despedidos abren con bombos y platillos Worth & Bobergh en la rue de la Paix en el año 1858, para ese entonces Charles tenía 46 años.
Las clientas que compraban a escondidas sus diseños, no dudaron en seguirlo fielmente, pero su golpe de suerte se dio cuando visitó la tienda la Princesa Paulina Metternich (1836-1921), esposa del Embajador de Austria en París; ella necesitaba un vestido de noche para una gran fiesta organizada por la Emperatriz Eugenia de Montijo (1826-1920), -esposa de Napoleón III (1852-1870)- en el Palacio de las Tullerías. Durante la fiesta el diseño de Worth no pasó desapercibido por la Emperatriz y como era de suponer le pregunto a la Princesa Metternich de donde era el modelito; así Worth entró en contacto con la más alta aristocracia parisina y de ser un humilde niño nacido en un pequeño pueblo de Inglaterra se convirtió en la estrella de la alta costura de París durante la Segunda República Francesa.
Charles Worth; no se dejó doblegar por las caprichosas aristócratas parisinas que al principio quisieron tratarlo como simplemente un costurero; él dejó muy en claro que vendía sólo lo que él diseñaba y no estaba dispuesto a copiar nada ni a nadie. Los diseños de Worth eran totalmente diferentes a lo que se usaban en París por ese tiempo, en principio le dijo adiós a las inmensas faldas con crinolinas y empezó a diseñar vestidos más alineados a la figura de la mujer, lo cual era mucho más cómodo. Los diseños estilo “quinceañera mexicana” con esas faldas gigantescas fueron reemplazados con diseños ceñidos, que resaltaban mejor las formas de la mujer en vez de hacerlas lucir como "tortas de cumpleaños".
A la par de su creatividad Charles era un “marketero” nato; se inventó un sistema de correo directo que consistía en mandar pequeñas muñecas vestidas con sus diseños a sus mejores clientas a fin que éstas estuvieran al tanto de lo que se hacía en el taller y también fue el primero en organizar desfiles de modas: reunía a un grupo de clientas y vestía con sus creaciones a atractivas jovencitas; y así sin saberlo había inventado a las modelos. Otra de sus técnicas era detectar a alguna dama parisina, famosa por su belleza o fortuna – hoy la llamaríamos influencer - y mandarle de regalo alguna de sus creaciones para que la luzca en alguna fiesta; “nada que hoy no hagan los diseñadores en las red carpets de cualquier entrega de premios, osea que ya lo saben esto se lo inventó Charle Worth”.
Charles Worth también creo para él una imagen diferente y algo estrambótica para la muy estricta época victoriana, vestía muy elegante siempre de trajes de terciopelo. llevaba una boina y lucía gigantesco bigote, grandes anillos en las manos y recibía a sus clientes acostado en un diván. Tenía un temperamento explosivo y las trabajadores del taller lo adoraban pero también le temían; cuentan que si un vestido no le gustaba lo partía en pedazos; era una “Diva” en todo el sentido de la palabra, que seguramente lo harán pensar sin dudarlo que era gay, pero aparentemente no lo era, era más bien su manera de “marketearse”.
Al morir en 1895 sus hijos Gaston y Jean Philippe, tomaron la posta del negocio, pero fue imposible para ellos recrear el estilo de su padre y así poco a poco la marca fue muriendo, pero Charles Worth será recordado como el primer gran creador de la primera marca de alta de costura, con un gran local que funcionaba de tienda y taller, algo que nadie había hecho. Hoy el local ubicado en la rue de La Paix, que fueran en algún momento el epicentro de la moda parisina a mediados del Siglo XIX, alberga a la Casa Piaget que abrió en el 2015 su "flagship store" en esa histórica ubicación.