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Si hoy nos dijeran que la tienda Amazon desaparecería antes de fin de siglo no lo podríamos creer, lo mismo sucedía en 1950 en los Estados Unidos, nadie pudo imaginar que poco después de empezar el Siglo XXI una de las marcas de retail más poderosas del mundo sería solo un recuerdo. Sears también operó en Latinoamérica y lo hizo con mucho éxito en Perú durante más de 30 años, pero al igual que sucedió en Estados Unidos, Sears en Perú es solo un recuerdo. Conozca la historia

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Hablar de Sears en la década de los cincuenta en Estados Unidos era hablar de una institución nacional, la marca era lo que hoy se llama un “love mark” y era sinónimo de éxito y de la grandeza norteamericana para construir grandes corporaciones. Eran cientos de tiendas Sears alrededor del país y el catálogo para comprar por correo era casi un libro de sueños, más gordo que una guía telefónica de las de esa época; y es que el catálogo era como hoy las compras online, le daba a la marca la posibilidad de llegar a los pueblos más recónditos y hacer de Sears una especie de mago del retail que sin importar donde te encontrarás hacia realidad tus sueños.

 

La empresa creada en 1886 por Richard W. Sears (1863-1914) era un trasatlántico a prueba de hundimientos y nadie a mediados del siglo pasado podía siquiera pensar que dejara de existir. Tanto fue el prestigio de la marca que decidió como es natural iniciar su expansión en países cercanos. Para 1942 y en plena guerra mundial abrió operaciones en Cuba y años después en 1949 lo hizo en México, para luego empezar su expansión en todo latinoamérica; pero hoy de todo eso no queda ni rastro, la marca Sears tanto en Estados Unidos como en latinoamérica fue cerrada o absorbida por tiendas departamentales locales y hoy es sólo un recuerdo de una época en el que solo mencionarla hacia temblar a los competidores.

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Sears llegó al Perú en 1951, y estableció operaciones en Lima, una ciudad en ese entonces de 1,500,000 habitantes, inicialmente a través de venta por catálogo un poco para medir la demanda, y poder calcular el tamaño de tienda que abrirían y no fue sino hasta 1953 que tomaron la decisión de abrir una tienda física, pero no querían tener cualquier tienda, querían “la tienda”, por eso tomaron una decisión que sorprendió a muchos, no se instalaron en el centro de la ciudad, sino que adquirieron un terreno de propiedad de la familia Brescia -que hoy debe arrepentirse de haber vendido- de más de 70,000 m2 ubicado en San Isidro, muy cerca del antiguo aeropuerto de Limatambo. La ubicación exacta era la esquina de las calles Paseo de la República, mucho antes de que existiera el actual “zanjón” y la calle Canaval y Moreyra, que por ese entonces era conocida como Avenida Corpac, es decir donde hoy opera el complejo comercial compuesto por el supermercado Tottus y la departamental Falabella

 

La tienda tardó un año y medio en construirse, ya que muchos de los acabados llegaron de Estados Unidos y no fue hasta septiembre de 1955 en el que con bombos y platillos Sears abría sus puertas en el Perú. La prensa de la época cuenta que largas colas se formaron para poder entrar a la tienda departamental más grande del país donde el 90% de la mercadería era importada, era como si de pronto Estados Unidos hubiera aterrizado en Lima. 

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Una de las características más importantes de la tienda Sears en San Isidro es que contaba con un terreno adyacente de casi 15,000m2 para que la gente pudiera estacionar sus vehículos con comodidad, cosa que en Lima era poco común, ya que si la gente tenía que hacer compras en el centro pasaba horas para encontrar un lugar donde estacionar el auto.

 

Como es de suponer el éxito fue inmediato, los limeños quedaron atrapados por este concepto innovador, y si bien es cierto desde finales del Siglo XIX existía ya en Lima la tienda departamental Oechsle -hoy revivida por el Grupo Intercorp-, no existía algo como Sears, tan moderno, tan “gringo” y eso a los limeños les encantaba.

 

Sears de San Isidro se convirtió en un punto de encuentro y si bien la gran mayoría iba a comprar muchos iban a pasear, ya que la sola idea de subir y bajar por las escaleras mecánicas era toda una experiencia. Familias completas acudían a este templo de los sueños, donde se encontraba lo más moderno y lo último a lo se podía aspirar. La sección de electrodomésticos y las de juguetes eran las más visitadas y es que muchos de los productos de ese entonces eran desconocidos para los perruanos que vivían en materia de consumo una vida muy tradicional y que solo a través de las películas se enteraban de las maravillas tecnógicas que existían en Estados Unidos, como lavaplatos o refrigeradores de dos gigantescas puertas.

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En tres años se abrió la segunda tienda y la ubicación escogida fue el Jirón de la Unión, la calle comercial más tradicional de Lima, era una tienda más pequeña, pero la idea era generar un punto adicional de ventas para el público que prefería el centro de la ciudad para sus compras y debido al éxito al poco tiempo tomaba un segundo local en el centro en el Jirón Ucayali con frente al Pasaje Olaya a una cuadra de la Plaza de Armas.

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Según Arkiv, en 1955 el 90% de la mercadería en Sears Roebuck era importada y solo un 10% era de origen nacional. 

Tres años después, en noviembre de 1958, la empresa inauguró su segundo local en el Jirón de la Unión; y más adelante se estrenarían las tiendas de Miraflores y Pueblo Libre, donde se comercializarían básicamente artefactos y diversos muebles. 

Luego de estos avances, en 1963 la empresa ya se encontraba operando con más de 600 proveedores nacionales. En los setentas, de acuerdo a Arkiv, el 93% de los 5o.000 artículos  que las tiendas de Sears comercializaban decían “Hechos en el Perú”.

Uno de los detalles que los peruanos recuerdan más de Sears Roebuck del Perú fue su enfoque disruptivo para realizar campañas de venta a partir de 'slogans' curiosos, como "Cárguelo a mi cuenta" y "El gerente se fue de Vaca".

Con esta iniciativa, lo que hacia Sears era convertir el periodo de vacaciones del gerente general en un evento masivo y que ameritaba una gran despedida por parte del personal de la empresa; y este evento se llevaba a cabo en el gran estacionamiento de la tienda en su primer local de San Isidro. Arkiv cuenta que, durante la ceremonia, el gerente hacía entrega de una simbólica llave de gran tamaño al gerente general provisional y, tras su despedida, todas las tiendas de Sears estrenaban promociones de descuentos.

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Según Arkiv, en 1955 el 90% de la mercadería en Sears Roebuck era importada y solo un 10% era de origen nacional. 

Tres años después, en noviembre de 1958, la empresa inauguró su segundo local en el Jirón de la Unión; y más adelante se estrenarían las tiendas de Miraflores y Pueblo Libre, donde se comercializarían básicamente artefactos y diversos muebles. 

Luego de estos avances, en 1963 la empresa ya se encontraba operando con más de 600 proveedores nacionales. En los setentas, de acuerdo a Arkiv, el 93% de los 5o.000 artículos  que las tiendas de Sears comercializaban decían “Hechos en el Perú”.

Uno de los detalles que los peruanos recuerdan más de Sears Roebuck del Perú fue su enfoque disruptivo para realizar campañas de venta a partir de 'slogans' curiosos, como "Cárguelo a mi cuenta" y "El gerente se fue de Vaca".

Con esta iniciativa, lo que hacia Sears era convertir el periodo de vacaciones del gerente general en un evento masivo y que ameritaba una gran despedida por parte del personal de la empresa; y este evento se llevaba a cabo en el gran estacionamiento de la tienda en su primer local de San Isidro. Arkiv cuenta que, durante la ceremonia, el gerente hacía entrega de una simbólica llave de gran tamaño al gerente general provisional y, tras su despedida, todas las tiendas de Sears estrenaban promociones de descuentos.

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Según Arkiv, en 1955 el 90% de la mercadería en Sears Roebuck era importada y solo un 10% era de origen nacional. 

Tres años después, en noviembre de 1958, la empresa inauguró su segundo local en el Jirón de la Unión; y más adelante se estrenarían las tiendas de Miraflores y Pueblo Libre, donde se comercializarían básicamente artefactos y diversos muebles. 

Luego de estos avances, en 1963 la empresa ya se encontraba operando con más de 600 proveedores nacionales. En los setentas, de acuerdo a Arkiv, el 93% de los 5o.000 artículos  que las tiendas de Sears comercializaban decían “Hechos en el Perú”.

Uno de los detalles que los peruanos recuerdan más de Sears Roebuck del Perú fue su enfoque disruptivo para realizar campañas de venta a partir de 'slogans' curiosos, como "Cárguelo a mi cuenta" y "El gerente se fue de Vaca".

Con esta iniciativa, lo que hacia Sears era convertir el periodo de vacaciones del gerente general en un evento masivo y que ameritaba una gran despedida por parte del personal de la empresa; y este evento se llevaba a cabo en el gran estacionamiento de la tienda en su primer local de San Isidro. Arkiv cuenta que, durante la ceremonia, el gerente hacía entrega de una simbólica llave de gran tamaño al gerente general provisional y, tras su despedida, todas las tiendas de Sears estrenaban promociones de descuentos.

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En 1984, según detalla la clasificadora de riesgo Equilibrium Perú, Sears acordó el cambio de razón social a la colombiana Sociedad Andina de los Grandes Almacenes S.A. —SAGA, que culminó con la venta total de acciones a esta empresa en 1989. En 1988, ya habían comerciales en la TV anunciando que Sears se convertía en SAGA.

SAGA pudo consolidarse con éxito en la memoria de los peruanos al poco tiempo, sosteniéndose de las publicidades que mencionaban los cambios en las tiendas. Con el pasar de los años, en 1995, llegó el grupo chileno Falabella y adquirió la mayor parte de de SAGA, con lo cual en setiembre de 1999 la razón social de la compañía pasó a ser Saga Falabella S.A.

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En 1984, según detalla la clasificadora de riesgo Equilibrium Perú, Sears acordó el cambio de razón social a la colombiana Sociedad Andina de los Grandes Almacenes S.A. —SAGA, que culminó con la venta total de acciones a esta empresa en 1989. En 1988, ya habían comerciales en la TV anunciando que Sears se convertía en SAGA.

SAGA pudo consolidarse con éxito en la memoria de los peruanos al poco tiempo, sosteniéndose de las publicidades que mencionaban los cambios en las tiendas. Con el pasar de los años, en 1995, llegó el grupo chileno Falabella y adquirió la mayor parte de de SAGA, con lo cual en setiembre de 1999 la razón social de la compañía pasó a ser Saga Falabella S.A.

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