Antes de Anna estaba Diana
18 de octubre 2022
3 minutos
Es sabido que el personaje de Miranda Priestly, -la terrible editora de moda en la novela "Devil wears Prada-2006"- estuvo inspirado exclusivamente en Anna Wintour, la actual editora de la revista Vogue; pero lo que muchos ignoran es que la construcción del personaje interpretado por Meryl Streep para la película del mismo nombre no solo se basó en la icónica Anna sino en Diana Vreeland, la primera editora de moda que el mundo conoció; y es que mucho antes de Anna, la legendaria Diana estuvo a cargo de la revista, y muchos que la conocieron ven en Miranda mucho de la personalidad de esta fascinante mujer. Aquí la historia:
La película “The Devil Wears Prada-2006” inspirada en la novela del mismo nombre y escrita por Lauren Weisberger-1977, después de 14 años de haber sido estrenada sigue generando atracción en miles de personas alrededor del mundo que la vuelven a ver una y otra vez fascinados con el personaje de Miranda Priestly-1949, la terrible editora de la revista Runaway, interpretado por la genial Meryl Streep-1949, papel que le valió una nominación al Oscar como mejor actriz en el 2007.
Durante años se ha comentado que el personaje creado para la película estaba totalmente inspirado en Anna Wintour-1949, actual editora de la edición norteamericana de la revista Vogue, amada y a la vez temida por diseñadores, modelos y fotógrafos; y esto es totalmente cierto, ya que la escritora tuvo la idea de la novela y del personaje central después de trabajar en Vogue bajo las órdenes de Anna. Son muchos los rasgos de la personalidad de Anna que se dejan ver en Miranda Priestly, pero lo que muchos ignoran es que para la construcción del personaje de la película se utilizó también a otra mujer como referencia, una que durante años fue la gran sacerdotisa de la moda: nos referimos a Diana Vreeland (1903-1989), editora de revistas como Harper´s Bazaar y Vogue durante los gloriosos años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado. La Miranda Priestly de la película, tiene de Anna, pero también de Diana.
¿Quién fue Diana Vreeland? Pues ella fue editora de moda en una época donde el cargo no existía; Diana Vreeland fue editora de moda en una época en la que ese cargo realmente no existía; ello lo inventó y lo profesionalizó; antes de ella, amas de casa con buen gusto eran las que marcaban la línea editorial de las principales publicaciones de moda pero de una manera tímida e invisible.
Diana llega al mundo de la moda casi por casualidad. Para empezar nació en París a principios del siglo XX, en el seno de una familia norteamericana de clase alta que debido a los negocios de su padre tuvieron que trasladarse a Europa. Cuando Diana tenía 5 años sus padres deciden que es momento de regresar a Estados Unidos y se instalan en Nueva York. De Diana se esperaba lo que se esperaba de cualquier otra joven de la alta sociedad: que consiguiera un buen marido, tuviera hijos y se dedicara 100% a la casa. Diana era muy diferente y no encajaba en ese patrón; para empezar no era bonita y su madre se lo hizo saber desde que ella se acuerda, llamándola de modo burlón “patito feo” y comparándola permanentemente con su hermana menor que era toda una belleza.
Diana tuvo una infancia triste; creció sabiendo que su madre no la quería pero eso no la detuvo, al llegar a la adolescencia tomó una decisión: quizás no sería bonita, pero se convertiría en una mujer encantadora y extremadamente elegante; y es así que su estilo y personalidad la convirtieron en toda una celebridad, sin ser una belleza no pasaba desapercibida, y brillaba en los clubs donde bailaba charleston hasta la madrugada en el Nueva York de los años 20, y es así que su personalidad y estilo la llevan a conocer a uno de los solteros más guapos de la época; Reed Vreeland (1899-1966); del cual toma el apellido con el que siempre se la conoció (su apellido real era Dalziel). Diana se casó con Reed, formó una familia, tuvo dos hijos, Thomas y Frederick; parecía que Diana había conseguido todo lo que había deseado; pero ella quería más.
Durante un cocktail en 1936, Carmel Snow (1887-1961), editora en jefe de Harper´s Bazaar; descubre a Diana y queda impresionada por su elegancia y sofisticación; inmediatamente le ofrece trabajo para redactar una columna de moda y estilo; Diana duda al principio –nunca había trabajado- , pero al final acepta; y así empieza a aparecer en las páginas de la revista una sección titulada “Why don´t you?” en donde daba consejos llenos de glamour. El éxito de la sección pronto llevó a Diana a convertirse en la editora de moda de la revista, ella tenía un sentido de la moda innato y con solo una mirada podía determinar lo que podía funcionar y lo que no.
Diana Vreeland trabajó en Harper´s Bazaar desde 1936 a 1962, llevó la moda a niveles nunca antes vistos; popularizó el bikini, descubrió a las más cotizadas modelos de la época, entre ellas Lauren Bacall (1924-2014), que luego se convertiría en actriz y la estrella de la película Casablanca-1942. Trabajó de la mano con los mejores fotógrafos de la época; Richard Avedon (1923-2004) o Louis Dahl-Wolfe (1895-1989). El mundo de la moda se rendía a sus pies y su ojo conocedor era sinónimo de autoridad. Su opinión era palabra santa, al punto que la primera dama de los Estados Unidos, Jacqueline Kennedy (1929-1994) recurrió a sus consejos para saber que usar el día de la toma de mando, el 20 de enero de 1961.
Pero no todo era color de rosa, Diana era exigente, demandante, nunca estaba satisfecha y llevaba a sus colaboradores al límite; para ella no había vida personal, y pretendía que todo el mundo compartiera su visión. Era conocido que su equipo le tenía terror, jamás gritaba, pero era habitual que sus irónicos comentarios hicieran derramar lágrimas a más de un colaborador; pero a pesar de esto todo el mundo quería trabajar con ella. ¿Les parece familiar esta descripción? Pareciera que hablamos de Miranda Priestly.
En 1962 la revista Vogue le ofrece a Diana el puesto de editora en jefe, y ella acepta sin pensarlo, la realidad es que a pesar de la fama, los dueños de Harper´s Bazaar nunca le pagaron a Diana lo que ella realmente merecía; y a pesar del cariño que le tenía a la revista, dejó a la Corporación Hearst para pasar a las filas de Condé Nast (propietaria de Vogue).
Bajo la dirección de Diana Vreeland; Vogue vivió una auténtico renacimiento; son legendarias las imágenes en las que la moda se mezclaba con mundos inventados, bizarros y atrevidos. Ninguna publicación en el mundo logró reflejar durante esos años como lo hizo Vogue, el espíritu de la moda.
Diana también se encargó de lanzar al estrellato a modelos de una belleza muy diferente, como Twiggy-1949, Penelope Tree-1949, y a jóvenes diseñadores que iniciaban sus carreras a finales de los sesenta, tal es el caso del español Manolo Blahnik-1942, al cual Diana Vreeland de alguna manera descubrió, o la famosa diseñadora Diane Von Furstenberg-1946, a la cual apoyó incondicionalmente.
Diana Vreeland afirmaba que veía cosas en la gente antes de que ellos mismos las vieran y se le reconoce la habilidad de abarcar y mezclar de forma magistral no solo la moda, sino también el arte, la música y temas de sociale, a través de costosas producciones con presupuestos inimaginables, cosa que al final le pasaría factura al ser despedida de Vogue en 1971.
Que familiar suena el despido de Diana Vreeland de la revista Vogue, con aquella escena de la película “Devil wears Prada” en la que Miranda Priestly ve peligrar su puesto en la revista “Runway”, cuando se entera de un complot para reemplazarla por Jacqueline Follet, editora de la versión francesa de “Runway”; justamente por la misma razón por la que Vreeland fue despedida. La diferencia es que en la película Miranda logra imponerse y dejar claro que sin ella “Runway” no sería nada.
Para los setenta Diana Vreeland era la editora de revistas más famosa del mundo pero estaba desempleada; pero esto duraría muy poco y es así que en 1973 es invitada para integrarse como consultora al Metropolitan Museum of Modern Art de Nueva York, donde tuvo a su cargo crear brillantes exposiciones de moda cargadas de la magia que sólo ella sabía crear.
Bajo su dirección el Museo más famoso de Nueva York vivió una época dorada, donde las exhibiciones eran el pretexto de juntar en un solo lugar a los ricos y famosos del mundo alrededor de un tema: “El mundo de Balenciaga” en 1973 ; o “La gloria del vestido ruso” en 1976 por citar algunas. Este espectáculo que en los setenta creo Diana Vreeland fue heredado por Anne Wintour que lo viene organizando desde 1995 y hoy se llama “La Gala del Met”.
Diana Vreeland estuvo a cargo de las exhibiciones del Museo Metropolitano hasta 1984, año en el que finalmente decidió que era mejor dar un paso al costado. Cinco años después moriría en Nueva York a los 85 años.
La historia de Diana Vreeland es fascinante y definitivamente sirvió de inspiración para ayudar a crear el personaje de Miranda Priestly en el cine, por que la realidad cierto es que la Miranda de la novela está totalmente inspirado en la actual editora de Vogue, Anne Wintour, pero los conocedores saben que la novela y la película no son idénticas y que la Miranda del cine es un personaje definitivamente mucho más complejo al de la novela donde en algunos colosales momentos se pueden ver elementos de la personalidad de la que en su momento fuera “la gran emperatriz”, la gran y única Diana Vreeland.
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