A finales de septiembre todo parecía sonreírle a Makram Akrout panadero de 26 años originario de Túnez. Había ganado el muy respetado premio “al mejor baguette de París”, desafortunadamente a las pocas semanas del triunfo el presidente Emmanuel Macron lo vetó e impidió que se convirtiera en el proveedor oficial de baguettes del Palacio Elíseo ya que el panadero se había declarado simpatizante de organizaciones islamistas a través de sus redes sociales...“big mistake”. Aquí la historia:
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Ni bien se anunció que Makram Akrout había ganado el premio “al mejor baguette de París” las colas en el exterior de su panadería ubicada en el Boulevard de Reuilly en el Distrito XII se empezaron a formar y es que recibir este premio no es poca cosa, es un reconocimiento que desde 1994 destaca las habilidades de quién prepara el mejor "del más francés de todos los panes", y todos en “La Ciudad Luz” están pendientes del resultado y corren a probar cada año el mejor baguette de París.
El baguette de Akrout fue escogido entre otros 122 baguettes provenientes de las más reputadas panaderías parisinas, los que tuvieron que pasar por rigurosos controles y catas por parte de un jurado presidido por Olivia Polski, encargada de la oficina de comercio, artesanía, profesiones liberales y moda de París y asistente principal de Anne Hidalgo-1959, alcaldesa de la ciudad y expertos maestros panaderos entre los que se encontraba Taieb Sahal-1994, ganador de la edición del 2020, Franck Thomasse, presidente del Sindicato de Panaderos de París, Guillaume Gomez-1978, ex chef del Palacio Elíseo y hoy “Embajador de la Gastronomía Francesa en el mundo” por designación del presidente Emmanuel Macron-1977.
Como todos los años los parisinos también fueron invitados a participar a través de un sistema de votación online, e inclusive cuatro de estos "baguette fanáticos" fueron seleccionados para integrar el jurado que al final decidió por el baguette elaborado por este inmigrante tunecino con 19 años viviendo en París.
Para Makram Akrout el premio significó un gran reconocimiento a su esfuerzo, a los años de aprendizaje y también a su lucha personal como inmigrante...pero desafortunadamente Akrout no supo manejar adecuadamente las mieles del triunfo ya que ni bien recibió el premio no tuvo mejor idea que publicar en sus redes sociales que era un simpatizante de agrupaciones islamistas y además lanzó críticos mensajes en contra de Francia, país que le dio cobijo cuando llegó de pequeño buscando un futuro desde Túnez.
Estas declaraciones evidentemente le valieron el rechazo del gobierno al punto que el Presidente Macron lo vetó para que trabajara en el Palacio Elíseo…para ser mas claro “que se fuera con sus baguettes para otra parte”…y la cosa no terminó allí, la ceremonia de premiación programada para el 2 de octubre en el frontis de la catedral de Notre-Dame con la presencia de la Alcaldesa de París fue suspendida.
Fuentes autorizadas de la presidencia francesa citadas por el diario Le Parisien señalaron: “luego de ver los mensajes de Akrout en sus redes sociales decidimos que lo mejor era no contactar al panadero y que si bien es cierta la tradición que el ganador del concurso al mejor baguette se convierta en proveedor del Elíseo esto no es necesariamente obligatorio”. Lo cierto es que la tradición se había venido respetando escrupulosamente y era parte del paquete de premios que el ganador recibía, pero los comentarios agresivos y ofensivos de Akrout tiraron por suelo cualquier tradición.
Cuando Makram Akrout resultó ganador recibió mensajes muy positivos de parte de políticos y de la opinión pública en general, ya que la historia de un un joven de origen tunecino de 26 años que se pasó seis años en Francia sin papeles, hasta que su trabajo en una panadería del Distrito XII de la capital le permitió regularizar su situación y triunfar en el prestigioso concurso, era una historia de integración digna de mención, pero que se derrumbó como castillo de naipes cuando a empezó a correr la noticia de que Akrout había vertido comentarios negativos contra el país que lo acogió a través de sus redes.
Akrout escribió un mensaje cargado de reproches en el que decía: "Francia impulsa y propaga la decadencia de nuestros países para proteger sus intereses colonialistas y nos empuja a alejarnos de la religión y de los valores islámicos", y esto no fue todo adicionalmente agregó “Lloramos por Charlie Hebdo y por Notre Dame, pero del lado de Francia no lloran esos perros cuando se burlan del amo de la creación, Alá”. La página de Facebook del panadero fue cerrada, mientras que Akrout negaba hasta la el cansancio haber escrito el mensaje...pero el daño ya estaba hecho y la duda sembrada.
La situación se puso más complicada aún cuando Akrout en un acto de desesperación y a través de sus abogados, interpuso una denuncia por difamación y acusó a grupos de extrema derecha de organizar una campaña que denominaron "nauseabunda" contra su persona a causa de sus orígenes, pero esto no hizo que el Elíseo retrociedara ni un centímetro en su decisión de no aceptar al tunecino como proveedor.
Los comentarios de Akrout no solo ocasionaron su expulsión del Elíseo, sino también las críticas de ofendidos franceses que empezaron a cuestionar las razones del porque los cinco últimos años los ganadores del premio al mejor baguette de París hayan sido panaderos de origen tunecino, se empezó a dudar de la imparcialidad de los jueces en el veredicto de uno de los premios más cotizados de la capital francesa...y la cosa no terminó allí, muchos parisinos antes muy interesados en probar la mejor baguette de la ciudad comunicaron en redes sociales la intención de no comprar jamás en la panadería del tunecino.
Definitivamente nadie le podrá quitar a Akrout la gloria del triunfo, pero vaya que el panadero perdonando la expresión “la cagó olímpicamente”...por usar un término de naturaleza competitiva.
