El 2020 nos ha dejado imágenes de las cuales se hablará por siempre, y una de ellas es la locura consumista que se generó al inicio de la pandemia con la compra descontrolada de papel higiénico, como si se tratara de alguna poción que mágicamente nos haría inmunes al virus. ¿Qué hizo que nos comportáramos así?
Por: Christian Aparco
christian.aparco@retaillaboratorio.com
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La primera cuarentena fue decretada a partir del 16 de marzo, ese inolvidable día nos encerraron a todos con la promesa que en 15 días todo estaría mejor; lo que cómo ustedes bien saben nunca sucedió. Se podía salir por lo estrictamente necesario, básicamente a comprar y a buscar desesperadamente en todos los supermercados papel higiénico; que durante los primeros meses de la pandemia se convirtió sin lugar a dudas en el producto más consumido a nivel mundial.
Hoy que ya pasaron más de 10 meses desde que empezamos a vivir lo que hoy se denomina "la nueva normalidad"; no podemos dejar de sonreír al recordar las imágenes de las personas que hacían largas colas para conseguir una plancha de papel higiénico y que si lo lograban salían con caras de triunfo del supermercado, llenos de gloria, por lograr proveer a sus familias del único producto que aseguraba inmunidad frente al virus; el papel higiénico; "bueno así lo creían ellos".
Los psicólogos explican que este fenómeno de compra desesperada fue ocasionado por el pánico a lo desconocido y que el hecho de comprar de manera irracional cierto tipo de productos generaba cierta sensación de seguridad y protección; "comprar es una manera de retomar el control, frente a un mundo que percibimos como descontrolado".
Las compras motivadas por el pánico o la inseguridad tienen como finalidad satisfacer tres de las más importantes necesidades de tipo psicológico que el ser humano tiene: 1) autonomía o necesidad de control; 2) sentido de comunidad, ya que no es una compra personal, sino una compra comunitaria y 3) competencia, entendida como la seguridad de saber que es lo que tengo que comprar, cuando y donde lo tengo que hacer.
Evidentemente el deseo de satisfacer estas necesidades se exacerbaron debido a los mensajes confusos que los diferentes gobiernos alrededor del mundo dieron al inicio de la pandemia; "ponte la máscara, no te la pongas, el virus flota en el aire, el virus no flota, no necesitas del distanciamiento, es mejor que te encierres en tu casa"; y es que la verdad durante los primeros meses no había criterios comunes y claros de lo que se debía o no se debía hacer y frente a la falta de claridad el ser humano se refugió en lo que conocía, le era familiar y le daba cierta seguridad; y así vio en el papel higiénico la respuesta a todas sus inseguridades; y no es porque el Covid-19 fuera una enfermedad que te hacía ir al baño de manera descontrolada, sino porque el papel higiénico es un producto asociado mentalmente con la limpieza y si bien es cierto a inició del año que pasó no se sabía mucho de la enfermedad, existía una sentimiento generalizado que debíamos estar limpios y que la higiene era una actividad que se debía mantener para evitar el contagio; "y que más higiénico que el papel higiénico, si su mismo nombre lo dice".
A pesar de lo confusas que eran las indicaciones respecto de como afrontar el virus, más o menos todas coincidían en tres principios; 1) usar máscarillas, 2) lavarse las manos, y 3) procurar estar distanciado de las demás personas; nadie en ningún lugar del mundo dijo "compren papel higiénico"; pero en momentos de stress basta que una persona haga algo para que las otras copien o lo imiten y sólo bastó que algunas personas vieran como otras compraban papel higiénico, para que como si se tratara de un efecto domino todos empezaran a comprarlo.
Las imágenes fueron memorables; carritos de compra repletos de planchas de papel higiénico, góndolas en los supermercados totalmente desabastecidas, personas haciendo colas desde la madrugada en las tiendas, inclusive peleas por unos rollos de papel. Los diarios y noticieros contribuyeron a crear este efecto mundial, difundiendo las imágenes y desafortunadamente lo único que se consiguió fue "stressar" más a la población incrementando la imperiosa necesidad de adquirir papel higiénico "antes que se terminara para siempre".
Era lógico que el jabón, el alcohol y los gels desinfectantes fueran difíciles de conseguir; pero a pesar de no existir ninguna razón lógica el papel higiénico desapareció, y se convirtió en el ícono del pánico y el símbolo de la pandemia, por lo menos al inicio.
En tiempos de incertidumbre las personas entran en pánico y manifiestan comportamientos irracionales y neuróticos; mas aún al inicio de la pandemia cuando lo que sabía del virus y su nivel de contagio era muy poco; así pues las personas buscaban desesperadamente seguridad y comprar papel higiénico debido a su bajo precio y el volumen que se podía adquirir, les daba algún sentido de certidumbre frente a un mundo que se caía pedazos.
A medida que la información del virus a través de los medios se fue homogeneizando y que las personas empezaron a estar seguras respecto de las formas de contagio, las compras irracionales de muchos de los productos que al inicio de la pandemia se consideraban "esenciales", se normalizaron y volvieron a tener la relevancia que siempre tuvieron.
Hoy las personas no se disputa las planchas de papel higiénico en los supermercados, y menos temen que por alguna razón el surtido mundial de este producto vaya verse afectado; atrás quedaron las imágenes supermercados abarrotados como si se trata de una película apocalíptica, pero lo cierto es que el virus sigue presente y siguen muriendo personas, pero hoy manejamos el problema de una manera "menos absurda", digo menos porque aun existen inadaptados que salen a la calle sin mascarilla o participan de reuniones sociales donde después del segundo trago el distanciamiento social pasa al olvido.
No sabemos realmente cuánto tiempo más tendremos que vivir en esta mal llamada "nueva normalidad" y si alguna vez el virus desaparecerá, de lo que sí estamos seguros es que el 2020 nos dejó la imagen del papel higiénico como "el gran producto del año". Nunca en la historia de la humanidad el simple y corriente rollo de papel fue tan disputado, y nos hizo recordar la época en que la sal, otro artículo común y corriente era tratado como una auténtica rareza, sólo para los más afortunados. Gracias a Dios hoy el papel higiénico bajó de su pedestal y hoy nuevamente todos, pueden acceder a este producto sin sufrir; "millones de colitas alrededor del mundo sonríen aliviadas".