El origen de los Chupa Chups, -de lejos el caramelo español más famoso de la historia-, fue producto de la observación y astucia del empresario catalán Enric Bernat (1923 - 2003) que se dio cuenta que los niños comían caramelo de una manera muy peculiar: se lo sacaban de la boca y lo sostenían en la mano, luego se lo metían a la boca nuevamente. Bernat pensó "¿no sería mejor ponerle un palito al caramelo para que los niños lo puedan comer y disfrutar mejor?" y eso fue exactamente lo que hizo: ponerle un palito de madera al caramelo -que después se reemplazó por uno de plástico-  y fabricarlo en 8 sabores.

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El producto se lanzó al mercado en el año 1958 con el nombre inicial de Gol por la forma de balón que tenía el caramelo, pero Bernat no estaba muy convencido y así contrata a una agencia de publicidad que bautiza el producto con el nombre de Chups. El nombre al poco tiempo cambió una vez más, esta vez a Chupa Chups y es que a raíz de una campaña publicitaria radial de la época, se utilizaba una pegajosa canción que decía: “Chupa un caramelo, chupa, chupa,... chupa Chups”: "Chupa Chups había nacido".

Con 63 años de existencia, hoy los Chupa Chups se venden en 108 países, poniendo a disposición de los consumidores más 100 sabores, muchos de los cuales se fabrican de acuerdo a los gustos y preferencias de mercados particulares. Se calcula que cada año se venden 4 billones de Chupa Chups en el mundo.  Pero aquí no vinimos a hablar del caramelo, sino del genio detrás del logo.

Probablemente mucho de lo que  acabamos de contar sobre los Chupa Chups quizás ya lo conozcan, pero lo que definitivamente muchos ignoran y resulta particularmente curioso, es que en 1969 Enric Bernat decidió cambiar el logo y para realizar el diseño contrató a nada más y nada menos que al   genial Salvador Dali (1904 - 1989), que para esa época ya era toda una celebridad mundial, y cuyos cuadros costaban una fortuna.

¿Cómó llega un pintor de la talla de Dalí a realizar el sencillo trabajo de un logo? Pues cuentan que Enric Bernat quería para el rediseño de su logo al mejor y para ello fue buscar a Dalí a su pueblo natal en Figueras, en Gerona y luego de una larga conversación finalmente logró convencerlo de hacer el trabajo. ¿Qué le dijo y cómo lo convenció?, será algo que nunca lograremos saber, pero lo que sí se supo es que Bernat le pagó a Dalí una suculenta cantidad -que hasta el día de hoy permanece en secreto- y así uno de los pintores más grandes de todos los tiempos, descendió del mundo onírico del surrealismo para dibujar el logo de un producto muy terrenal.   

La propia página web de Chupa Chups cuenta que Dalí se tardó una hora en hacer el diseño  y si bien puede parecer a simple vista que no se trata de un logo fuera de lo común, el hecho que Dalí fuera el creador le dio a la marca un toque diferente y elevó al producto a una categoría especial, y es que son muy pocos los productos que pueden decir que sus logos han sido realizados genios del arte.

A pesar de lo sencillo del diseño, una de las innovaciones  fue el uso de un solo color; el rojo, sobre un fondo amarillo, lo cual resultaba visualmente muy llamativo y en segundo lugar  introdujo uno de los elementos más fuertes de la identidad de Chupa Chups: la forma que asemeja una flor y que envuelve a las letras. A pesar de la simpleza el logo se convirtió inmediatamente en un símbolo de identificación muy potente.

“El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos”, decía Dalí y vaya que con el diseño del logo Chupa Chups lo logró. Gracias a su talento, el crecimiento de Chupa Chups se extendió al mundo entero, y si bien es cierto el logo que él diseño fue cambiado una vez más en 1988, esta último versión mantiene la esencia de lo que el pintor visualizó para una marca de este tipo.

El Chupa Chups hoy es un lovemark español y parte de la cultura popular. Son muchas las generaciones que han crecido consumiéndolo y hoy tiene el poder de evocar épocas felices, al punto que son muchos los artistas que se han inspirado en él, para expresar a través del arte sentimientos y emociones, algo muy parecido a lo que en su momento hizo Andy Warhol (1928-1987)  con las sopas Campbell.