Hace unos días el periódico suizo Aargauer Zeitung, señaló que la compañía estadounidense Mondelez International Inc., propietaria de Toblerone -la marca del popular chocolate con forma de triángulo-, se encontraba rediseñando el logo con la característica montaña, que no es otra que el famoso Matterhorn y que desde el lanzamiento de la marca en 1908 forma parte del logo de Toblerone. La razón del cambio se disfrazó de un "supuesto rebranding", pero lo cierto es que las razones son más económicas y la decisión se está haciendo para no violar la ley llamada Swissness. En lugar de leer "de Suiza", el packaging indicará "establecido en Suiza". 

Los fabricantes de Toblerones decidieron hace ya algunos meses mudar la planta principal donde se fabrica el chocolate de la ciudad de Berna en Suiza a Bratislava, capital de Eslovaquia, (a casi 1,000 km de distancia) donde resulta más económica la fabricación. Toda decisión tiene consecuencias, y en este caso al no ser fabricado en Suiza y no utilizar insumos de ese país (principalmente la leche), el Toblerone debe renunciar al sello “made in Switzerland” o cualquier otro símbolo que lo relacione con este país; y el característico Matterhorn del logo es uno de ellos; y es que la ley en Suiza es muy clara, para poder decir que el chocolate es suizo, debe ser fabricado en ese país, punto final.

Lo triste de esta historia es que aparentemente a los propietarios de la marca no les importa perder la relación y vínculo con Suiza, ya que les resulta más rentable producir en Bratislava para poder responder a la creciente demanda y a la diversificación en la que se haya inmersa la empresa; dejando en el pasado el legado de su fundador Theodor Tobler (1876-1941), que abrió en 1899 en Berna su fábrica de chocolates  y convirtió al Toblerone en un símbolo del mejor chocolate suizo.

El deseo de darle a Toblerone una nueva personalidad "supuestamente" responde a la necesidad de evolucionar y mostrar una imagen más moderna y aerodinámica, evidentemente totalmente alineada a la estética geométrica y triangular que el chocolate tiene, característica que se conservará  sin importar si se fabrica en Bratislava, Pekín o Moscú.

Lo curioso es que detrás del rebranding de la marca hay una motivación más fuerte, principalmente reducir los costos de producción y no ir encontra de la Swisness; y así se han generado dos bandos: por un lado están los que opinan que a los fieles consumidores del Toblerone -al ser una marca global-  poco o nada les importa, si el chocolate está hecho en Suiza y menos les interesa el Matterhorn; y otros que dicen que perder el nexo con Suiza atenta contra el ADN de la marca, y una historia de más de 100 años.

Los propietarios de la marca opinan que la ley es la ley, y que los costos son los costos, y si no se puede ir en contra de una ley y de paso resulta más económico fabricar el chocolate muy lejos de los pastizales suizos, pues bien vale un rebranding, sin importar las consecuencias, pero éstas podrían ser insospechadas, y es que perder la característica “hecho en Suiza” podría significar una disminución en las ventas; ya que estudios confirman que los productos con esa denominación de origen se venden  hasta en un 20% más caros que los fabricados en otros países y cuando se trata de artículos de lujo como por ejemplo los relojes este valor se dispara hasta en un 50%.

Al final como siempre la respuesta final la tendrá el consumidor, y quizás no le importe el made in Switzerland, pero siempre existe la posibilidad que cuando sea de dominio público y el empaque así lo confirme que el Toblerone no se fabrica en Suiza, las ventas podrían disminuir y en el peor de los casos darle la espalda al chocolate, lo cuál  podría ser irreparable, y es que quién quiere un chocolate que toda la vida fue suizo y ahora resulta que es fabricado en Bratislava, una ciudad que en la mente de los consumidores no tiene ningún vinculo con el chocolate…es como si el Toblerone se fabricara en China, ¿a usted le gustaría?...pues el tiempo lo dirá.