El 8 de septiembre del año pasado, la reina Isabel II (1926-2022) falleció para el estupor del mundo entero que la “imaginaba eterna”. Al hacerse pública la partida de la reina, su hijo Carlos fue proclamado rey, pero su coronación no fue inmediata, pasaron 8 meses para que recibiera la corona, evento que sucedió hoy durante una fastuosa ceremonia en la que un lluvioso Londres vio coronar al primer monarca del siglo XXI.

 

Carlos III-1948 fue heredero al trono durante 70 largos años (su madre se convirtió en reina en 1953, cuando él tenía 3 años), y hoy a los 74  años es el de mayor edad que ha asciende al trono británico, y el 62° monarca que ocupa el trono en los últimos 1.200 años de la historia de Inglaterra y Gran Bretaña. Carlos es un rey que a diferencia de su muy respetada madre, nunca ha obtenido la aprobación del pueblo británico, “que lo tolera pero no lo adora”.

Carlos III nació en el 14 de noviembre de 1948 en el Palacio Buckingham y desde ese momento se supo que un día sería rey, hijo primogénito de la reina Isabel II (1926-2022), del príncipe Felipe de Edimburgo (1921-2021) y nieto del rey Jorge VI (1895-1952).  Un mes después de su nacimiento fue bautizado como Carlos Felipe Arturo Jorge Mountbatten-Windsor en la Sala de Música del Palacio de Buckingham.

 

Carlos tenía solo tres años cuando su madre ascendió al trono el 6 de febrero de 1952, luego de fallecer su abuelo, el amado rey Jorge VI. Al ser su madre la reina, todos los ojos estaban puestos en él, ya que era nada más y nada menos que el flamante heredero a la corona. Tuvo una educación muy estricta y su padre el príncipe Felipe dudó muchas veces en sí estaba apto para reinar. Carlos era particularmente sensible y esto a su padre le parecia una característica imperdonable que le restaba puntos en esa imagen de “macho alfa” que él esperaba primogénito tuviera. Alguna vez durante una entrevista se le preguntó al hoy rey Carlos III, que cuando cayó en cuenta que un día sería rey, y él contesto: “no hubo un momento repentino de revelación, fue, un conocimiento lento, espantoso e inexorable”.

Para lograr que calzara en ese molde de futuro rey duro, sus padres decidieron que lo mejor era enviarlo a un estricto internado para niños en Escocia, convirtiéndolo así en el primer heredero de la corona que recibía una educación externa, en lugar de tutores privados. Durante esos años sufrió de acoso escolar, las duchas frías y las duras actividades físicas en vez de lograr el resultado esperado, le dejaron heridas emocionales permanentes. 

 

Carlos también fue el primer heredero de la corona en ingresar a la universidad. Obtuvo una licenciatura en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, donde estudió arqueología, antropología y, finalmente, historia. En 1969 y a los 20 años recibió de manos de su madre el título de príncipe de Gales, título que en Gran Bretaña llevan los herederos al trono. 

 

Con la finalidad que siguiera las huellas de sus antecesores, Carlos sirvió en la Marina Real y en la Real Fuerza Aérea donde se entrenó como piloto, para finalmente desempeñarse como comandante del dragaminas HMS Bronington.

Cuando Carlos cumplió 28 años sus padres consideraron que ya era momento que consiguiera esposa, y así se dio inicio a la búsqueda de la mujer perfecta que un día se convetiría en reina. Por esa época Carlos III estaba enamorado de una muy joven Camilla Shand-1947, pero ella sintió que era demasiado el compromiso de ser la novia del príncipe de Gales, y decidió romper la relación para casarse en 1973 con un novio anterior, Andrew Parker-Bowles-1939. Carlos quedó devastado, estaba muy enamorado de Camilla, pero ella tenía muy claro lo que quería y en ese momento no era ser parte de la corona y la presión que eso significa.

 

Al terminar con Camilla, Carlos decidió vivir una vida de príncipe playboy y así salió con una larga lista de jóvenes, muchas de las cuales eran desaprobadas por la casa real, por considerar que no tenían las credenciales para convertirse en futuras reinas. Durante el verano de 1977, Carlos inició una relación sentimental con una joven que cumplía con todos los requisitos que la casa real exigía, Sarah Spencer-1955, pero tuvieron un fugaz romance, que no llegó a nada, pero ocurrió un evento que lo cambió todo, Carlos conoció a la hermana menor de Sarah, que no era otra que Diana que por esa época solo tenía 16 años.

En 1980 Diana y Carlos se volvieron a encontrar y a partir de ese momento iniciaron una relación que rápidamente llegó a los tabloides. Diana rápidamente se convirtió en una súper estrella de los medios. Se casaron en una boda de cuento de hadas en 1981, pero desde el inicio de la relación se vislumbraron problemas en la pareja. En una entrevista luego de que se comprometieran, le preguntaron al príncipe si estaba enamorado: "Lo que sea que 'enamorado' signifique", respondió con poco entusiasmo. Los dos eran incompatibles y eso era algo evidente. 

 

En 1982 nació Guillermo -actual heredero a la corona-, y dos años después nació el príncipe Harry. 

En 1992, el periodista Andrew Morton-1953, publicó un libro con la aprobación tácita de Diana donde reveló tensiones del matrimonio real, habló de la infelicidad de Lady Di, y afirmó que Carlos había reiniciado su relación con Camilla, desde que se casó con Diana. 

Más tarde ese año, las transcripciones de llamadas telefónicas íntimas entre Diana y su amante, James Gilbey, y entre Carlos y Camilla, aparecieron en la prensa; la situación era inmanejable al punto que el primer ministro John Major-1943 en 1992 comunicó a la prensa que “la pareja se había separado amistosamente".

 

Diana era amada por la prensa y el público, y al separarse, la popularidad de Carlos descendió a los infiernos, y la cosa se puso peor cuando en 1996 Diana en una entrevista con la BBC señaló “éramos tres en este matrimonio”. Carlos presentó una petición de divorcio ese mismo año. No había marcha atrás. Carlos y Diana se separaban para siempre. 

Tras la repentina muerte de Diana en un accidente automovilístico en París en septiembre de 1997, el príncipe voló a París con las hermanas de Diana para traer su cuerpo a Reino Unido, irritando a muchos en la corte que afirmaban que su exesposa ya no era de la realeza y no merecía ese trato, entre ellos el príncipe Felipe y la reina madre; pero Carlos decidió hacer caso omiso a las opiniones de la familia e hizo prevalecer su criterio: “a la madre de un futuro rey, también se le debía conceder un funeral real”.

 

Este acto, inmediatamente cambió la percepción que de él tenía el público, de insensible y frío, pasó a ser cálido y humano. La muerte de Diana lo animó a proyectar una imagen diferente pero mantuvo la relación con Camilla de manera muy discreta casi clandestina, hasta 1999 cuando se dejaron ver en público, seis años después se casaban en una ceremonia civil, ya que la iglesia anglicana 

se negó a realizar el matrimonio religioso.

 

La tormentosa relación con su primera esposa y el largo vínculo con quien se convirtió en su segunda mujer pusieron a prueba la lealtad de muchos británicos que apoyaban a la monarquía; y que al ver a Carlos casado la empezaron a cuestionar. 

 

Hoy Carlos asume la corona en medio de cuestionamientos y una mayoría que percibe la institución como arcaica y poco útil. El tiempo dirá si Carlos III es el monarca más longevo en ser coronado y de paso el último.