5 de junio del 2024
MOLESKINE Y SU APUESTA POR LO CLÁSICO.
Unas libretas de papel inspiradas en unos famosos cuadernos utilizados por escritores y artistas, se abren paso en un mundo digitalizado y "ponen de moda" el hecho de escribir, como antes.
Es curioso que un producto totalmente alejado de lo digital haya captado a un público juvenil: y es que Moleskine apunta por productos "con onda"; y ha añadido a las clásicas libretas, apps y un mundo digital que de manera balanceada convive con el analógico.
Moleskine es una oportunidad de escribir, sin preocuparse en saber si tienes batería, o te olvidaste el cargador del móvil en casa. Moleskine es escribir por el placer de hacerlo y dejar plasmado en papel tus pensamientos. Acá la historia:
A primera vista no parece más que un "cuadernito" común y corriente, pero una vez que se lo mira a detalle te empiezas a dar cuenta que a pesar de ser sólo un simple cuaderno, estamos frente a un producto innovador y con suficiente fuerza para poder triunfar comercialmente en una época donde pareciera extraño y poco usual "escribir de verdad": con tinta y papel.
El cuaderno es un rectángulo negro de 21 x 13cm, con esquinas redondeadas y un elástico para asegurarlo. Las hojas tienen un color amarillo muy tenue, con una textura especial, del tipo donde la tinta corre fluidamente; y en la contratapa hay un nombre embozado a tono de manera muy discreta: Moleskine. Ese es el nombre que ha convertido a un producto tradicional, en un auténtico producto de culto, que destaca en un mundo dónde lo digital es la norma.
Las libretas Moleskine pueden ser consideradas como esos objetos que las personas desean poseer no por su extraordinaria funcionalidad sino por su poderosa historia, que ha sido en buena cuenta la razón principal del porque está sencilla libreta se ha convertido en toda una sensación.
Moleskine salió al mercado casi a finales del milenio -en 1997-, en un mundo que se volvía cada vez más digital y donde parecía a primera vista que no había espacio para una nueva marca de libretas; pero el lanzamiento estaba soportado con un relato que apelaba principalmente a la nostalgia, en el que se contaba que Moleskine no era un nuevo producto, sino el relanzamiento de unas antiguas libretas, idénticas a las que en su momento habían utilizado personajes como Vincent Van Gogh (1853-1890), Pablo Picasso (1881-1973), Ernest Hemingway (1899-1961) y Bruce Chatwin (1940-1989), para plasmar bosquejos, dibujos, relatos e ideas.
Dice la historia que durante casi un siglo, estas libretas se producían en una pequeña encuadernadora francesa que abastecía a las principales papelerías de París, las cuales eran las favoritas de las mentes más brillantes y creativas del siglo pasado; y también de personas comunes deseosas de dejar en blanco y negro sus sueños y pensamientos. Un buen día a mediados de los ochenta las libretas dejaron de ser producidas, el fabricante falleció y se llevó el secreto de como hacerlas a la tumba; pero Moleskine se dio la tarea de reproducirlas y traerlas de regreso.
En esa historia de nostalgia y recuerdos radica el éxito de estas libretas. Las personas que adquieren una Moleskine sienten que están comprando mucho más que un producto, y que pertenecen a un grupo unido por una pasión especial: la de dejar en cada una de las páginas una parte de sus vidas.
Las libretas Moleskine son propiedad de la empresa italiana Modo & Modo; que hoy no sólo fabrica libretas sino todo un mundo de productos relacionados: cuadernos de todos los colores y tamaños, blocks, diarios, agendas, guías de viaje, fundas, lápices y hasta lentes, creando en sus tiendas toda una experiencia consagrada a eso que hoy parece extinguido: "la pasión de escribir de verdad".
Si bien es cierto la marca tiene en las libretas a su producto más icónico, no ha querido quedarse en el pasado y está en la tarea de ajustarse a los nuevos tiempos; así se pueden encontrar fundas para tabletas y laptops, además de una sección dedicada a los smartphones. Es tanto el nivel de integración de la marca con el mundo actual, que hace poco lanzó al mercado un set que digitaliza lo que escribes y que de manera automática envía a la nube ideas, dibujos y pensamientos: ¿quién dijo que escribir era aburrido?.
Para conectar con las nuevas generaciones Moleskine se ha dado a la tarea de lanzar libretas de edición limitada dedicadas a algún ídolo de la cultura pop; así podemos encontrar libretas y cuadernos con diseños de películas como El Hobbit, Star Wars, Harry Potter, personajes como Mickey Mouse, Homero Simpson y marcas ícono como Coca Cola. La estrategia es muy clara; Moleskine no vende productos vende un estilo de vida y principalmente experiencias.
Las libretas también son utilizadas por artistas, que han encontrado en las páginas un medio de expresión. Son cientos los artistas que utilizan los cuadernos de dibujo de Moleskine como si se tratara de lienzos donde pueden plasmar un mundo infinito de ilustraciones, algunas realmente espectaculares.
Moleskine ha logrado a través de un producto sencillo pero con una historia potente, volver a poner de moda lo que algunos consideraban perdido; el hecho de escribir en papel y poder dejar de lado por un momento las teclas y las pantallas; para hacer lo que el ser humano hizo por cientos de años; escribir sus ideas en papel.