La diseñadora venezolana se retiró de la dirección general de la marca que ella creó hace dos años, pero su impecable imagen y buen gusto sigue siendo el faro que guía a la empresa; y es que Carolina Herrera ha logrado lo que pocas marcas consiguen; crear un estilo independiente de las tendencias de la moda.
Historias relacionadas:
Hace dos años decidió retirarse y dejar la empresa en manos de su hija Carolina. Después de casi cuarenta años de trabajo; y a pesar de su retiro Carolina Herrera sigue siendo el símbolo de la marca que le costo mucho esfuerzo construir y que hoy tiene ventas que superan los $1.2 billones de dólares.
Mas allá del glamour que rodea su nombre, la historia de cómo Carolina Herrera se hizo de un nombre en el mundo de la moda es fascinante. Empezó cuando tenía 40 años, lo que para muchos podría ser considerado como un tardío inicio, pero que ella hoy considera una de sus principales fortalezas, ya que empezó una empresa con madurez, decidiendo ser consistente y persistente a pesar de los obstáculos.
Logró lo que muy pocos diseñadores logran, crear mucho más que una moda, crear todo un estilo; el “Estilo Herrera” donde ella es el ejemplo perfecto. Vestida impecablemente y por lo general con una inconfundible camisa blanca que ha convertido en su sello; esta caraqueña próxima a cumplir 82 años pasó de ser una “socialite” neo yorquina durante los años setenta para convertirse en la diseñadora de origen latino más importante del mundo.
Carolina Herrera, quien en realidad se llama María Carolina Josefina Pacannins Niño (el apellido Herrera es el de su esposo); nació y creció rodeada de estilo y buen gusto. Su familia pertenecía a la clase alta caraqueña acostumbrada a lo mejor de lo mejor; viajes a Europa, educación internacional. Cuentan que a su primera fiesta de gala fue vestida de Lanvin y eso retrata perfectamente a que nivel pertenecía esta venezolana, que hoy es una ciudadana del mundo.
Casada muy joven a los 18 años, con Guillero Behrens, tuvo dos hijas, Ana Luísa y Mercedes; desafortunadamente el matrimonio no funcionó y en 1964 decidió divorciarse protagonizando titulares en la prensa del corazón de esa época. En 1969 su vida da un cambio radical, se casa con Reinaldo Herrera, aristócrata venezolano que vivía en Nueva York donde se desempeñaba como Editor de Vanity Fair. Carolina deja Caracas y se va a vivir a la “Gran Manzana”; su estilo y elegancia se hicieron notar rápidamente y muy pronto ya era parte del “jet set” internacional, alternando con los Rothschild, los Agnelli y varias familias reales.
Existen fotos de Carolina Herrera en la emblemática discoteca Studio 54 en compañía de Andy Warhol y Bianca Jagger, esposa por esa época de Mick Jagger. A los 32 años Carolina ya aparecía en la lista de las mujeres mejor vestidas del mundo.
Carolina tuvo con Reinaldo dos hijas más, Patricia Cristina y Carolina Adriana; parecía que lo tenía todo; una familia sólida, una vida privilegiada; pero ella quería más; no le bastaba ser una “socialite” muy bien vestida. Carolina no había pasado por una escuela de diseño y menos sabía coser; ella misma declara que no sabe ni coser un botón; pero tenía estilo; y un ojo conocedor con un muy educado sentido de la proporción, del color y de las formas. Cumplidos 42 años y animada por Diana Vreeland (la legendaria editora de Harper´s Bazar y Vogue) decidió lanzarse al ruedo con su primera colección. El “jet set” neo yorquino la respaldó y validó lo que ella siempre había sabido; que tenía un gusto impecable.
Pronto sus diseños se empezaron a vender en las principales tiendas de Nueva York, entre ellas la afamada Martha´s, la boutique más sofisticada de Park Avenue desde 1932 a 1996 y así “fashion icons” como Jacqueline Kennedy toman contacto con ella. Años después Carolina Herrera vestiría a Caroline Kennedy el día de su boda y a Jacqueline de manera permanente (Carolina Herrera vestiría a Jacqueline hasta su muerte en 1994). Así pues el nombre de esta diseñadora empezó a sonar en las esferas de la alta costura mundial; volviéndose famosa por sus vestidos de noche y por su línea de vestidos de novia.
En 1988 Carolina Herrera firma con Puig, la multinacional española de perfumería el acuerdo que llevaría su nombre a todo el mundo. Se lanza el primer perfume Carolina Herrera que fue el primero de muchas otras fragancias. Tanto fue el éxito de esta línea de productos, que en 1995 la empresa española compra la empresa Carolina Herrera dejándola a ella en el rol de Directora Creativa.
La sociedad con Puig le da el impulso para iniciar su expansión y así deja su atelier y abre en la Avenida Madison en Nueva York, la primera tienda Carolina Herrera. Finalmente el logo Carolina Herrera se materializaba en una de las calles más exclusivas y sofisticadas del mundo. Fue tanto el éxito de esta primera ubicación que al año siguiente Carolina Herrera abre en Madrid la primera tienda CH Carolina Herrera una marca “ready to wear” dirigida tanto a mujeres como hombres; una línea elegante contemporánea pero básicamente una línea con estilo. Las tiendas de CH Carolina Herrera son un reflejo de ese estilo; la tiendas asemejan a la sala de una casa contemporánea, muebles de madera, adornos; estilo ecléctico pero clásico, la idea es crear un ambiente familiar, conocido pero elegante.
Esta ha sido la marca con la que Carolina Herrera, caraqueña de 81 años se ha apoderado del mundo. Hoy sus tiendas se pueden encontrar en casi todas las ciudades del mundo como muestra innegable de cómo una mujer a sus cuarenta y con una visión clara crea un empresa basada al 100% en su extraordinario buen gusto.
