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Café Florián, 300 años operando
El Caffè Florián, en la plaza San Marcos, en el corazón de Venecia, es uno de los más antiguos de Europa. Sus salones románticos han sido protagonistas de la historia de esta ciudad y en sus mesas escritores, filósofos, poetas, compositores hicieron un alto en sus actividades para disfrutar un café y el discurrir del tiempo. Si va a Venecia tiene que ir.
Sobre los arcos de la llamada Procuraduría Nueva, al costado de la emblemática Plaza San Marcos, esta ubicado uno de los cafés más icónicos de Venecia, y probablemente de Europa; estamos hablando del Caffè Florian que este año cumple nada más y menos que 300 años y que durante todo este tiempo ha sido el punto de encuentro de literatos, artistas, políticos, filósofos y músicos; y evidentemente de los millones de turistas que año a año llegan a esta ciudad.
El Caffè Florián abrió sus puertas el 29 de diciembre de 1720 debido a la iniciativa y visión de Floriano Francesconi quien decidió con mucho esfuerzo montar un pequeño café de sólo dos salones y que luego de 30 años de operación expandiría a dos más. Inicialmente el café fue bautizado como "Alla Venezia Trionfante", pero debido a la personalidad tan carismática del propietario los clientes decidieron llamarlo Caffè Florián.
El Caffè Florian durante todos estos años ha reclamado el título de ser el más antiguo de Europa; pero lo cierto es que el café más antiguo del viejo continente está en París y se trata del Cafè Procope inaugurado en 1686; pero realmente poco o nada importa quien fue el primero ya que con 300 años de operación ininterrumpida el Caffè Florián "le puede decir al mundo lo que quiera".
Desde su inauguración en el lejanísimo Siglo XVIII la terraza del Caffè Florian ha sido el lugar para ver y ser visto; sitio habitual de figuras emblemáticas como el político Gabriele d’Anunzio (1863 - 1938), el poeta Ugo Foscolo (1778 -1827) y nada más y nada menos que Giacomo Casanova (1725 - 1798), que convirtió el café en el lugar perfecto para desplegar sus dotes de seducción. Por sus mesas también pasaron Richard Wagner (1813-1883) , el escritor Stendhal (1783-1842), el novelista Johann Goethe (1749 - 1832) , los poetas Percy Shelley (1792 - 1822) y Lord Byron (1788 - 1824) y en tiempos relativamente más cercanos, el genial Marcel Proust (1871 - 1922), el atormentado filósofo Friedrich Nietzsche (1844 - 1900), el actor Charles Chaplin (1889 -1977), el fotógrafo Andy Warhol (1928 - 1987) y el poeta Jean Cocteau (1889 - 1963).
Así pues las mesas del Caffè Florian han sido mudos testigos de la historia intelectual del mundo los últimos 300 años, además de ser el lugar de encuentro más importante de Venecia, al punto que fue clausurado dos veces; primero por la República Veneciana (697 - 1797), por ser el lugar favorito de conspiración de los jacobinos tras la Revolución Francesa, y luego durante la guerra del Reino Lombardo Veneto contra el Imperio Austríaco en 1848; ya que en las mesas del café se tramaban los ataques y las revueltas contra los invasores.
Es evidente que durante todos estos años el café ha sufrido cambios y remodelaciones; hoy cuenta con los llamados salones del Senado, Griego, Chino, Oriental, el de los Hombres Ilustres, el de los Espejos y y el de las Estaciones y evidentemente la gran terraza. Todos los salones son un reflejo del tiempo en el que fueron construidos y están decorados en estilo romántico, que era el imperante que el café sufrió en la gran remodelación de 1858 donde se convocaron a los principales artistas de Venecia para dibujar murales alusivos a la naturaleza de cada salón. Dentro de los diferentes salones destaca la Sala de la Libertad construida en 1920, la más moderna de todas, decorada estilo art-nouveau.
El café también ha sido un referente cultural de la ciudad de los canales y fue en 1893 la sede de la primera Exposición Internacional de Arte Contemporáneo, que luego se convertiría en la famosa Bienal de Venecia. Si bien es cierto la Bienal debido a su tamaño tiene otra sede, en el Café se realiza desde 1988 una muestra paralela para mantener ese espíritu cultural que caracteriza al café.
En paralelo a la deliciosa carta que el café tiene; diariamente se puede encontrar un pianista, un violinista y otro músico residente interpretando obras para amenizar el ambiente; y periódicamente se organizan conciertos para los clientes. La idea es crear toda una experiencia inolvidable alrededor del placer de tomar una taza de café y algún pastel.
A pesar que los diferentes salones del café tienen un ambiente espectacular, la terraza es el lugar preferido por los clientes y si el clima lo permite es el punto de reunión por excelencia ya que tiene una vista privilegiada a la Plaza de San Marcos. La terraza es atendida por camareros vestidos con un frac blanco impecable, los cuales atienden en varios idiomas, aunque en temporada alta es mejor tener claro lo que se va a pedir porque no suelen tener mucha paciencia.
Su amplia carta de tés y cafés dejan conforme a cualquier paladar exigente, así como sus postres gourmet, pasteles y los clásicos bizcochos Zaletti. Por las tardes, la costumbre es pedir un cóctel como el Bellini o un Spritz. Su vajilla presenta elaborados anagramas de la casa en amarillo y azul, y si bien sus asientos no son tan cómodos como para estar más de una hora relajado, mantienen la elegante estampa de los muebles centenarios.
Es de suponer que no es un lugar económico: un té con "scones" puede costar 33 euros y un café a la turca, con el recargo de tomarlo en la terraza, supera los 15 euros. Pero es un lugar único en Venecia, y la experiencia vale la pena.
En una ciudad como Venecia plagada de turistas le recomendamos tomarse su tiempo y estar dispuesto a esperar ya que los camareros se niegan a presionar para que haya rotación en las mesas. Por ello, si se quiere conocer el Florian por dentro sin multitudes, lo mejor es ir por la mañana, entre las 9:00 y las 10:00, cuando abre sus puertas y disfrutar de un desayuno espectacular y sentirse un poco parte de la historia.
